Cómo tratar el apego emocional para construir relaciones sanas y amor propio en la adolescencia

By Lily Zurita Zelada

El apego emocional es una parte natural del desarrollo humano. Sin embargo, cuando se vuelve excesivo o disfuncional, puede generar dependencia, ansiedad y dificultades en las relaciones interpersonales. En la adolescencia, este tipo de apego puede manifestarse con mayor intensidad debido a los cambios hormonales, la construcción de la identidad y la necesidad de pertenencia. Comprender y tratar el apego emocional en los jóvenes es esencial para fomentar una autoestima saludable, fortalecer los vínculos sociales y proteger la salud mental.

Tatiana Montoya, docente de la carrera de Psicología y miembro de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que el apego que se forma en la infancia tiene un impacto profundo y duradero. 

«Las estrategias para los vínculos emocionales saludables tienen que ver primero con la seguridad que tiene cada una de las personas. Una estrategia sería lograr la independencia, de alguna manera lograr la seguridad, también que tengamos autoestima alta, un buen autoconcepto y sobre todo tener inteligencia emocional», destaca la académica.

Estas primeras experiencias de apego no solo determinan cómo se elige una pareja en la adultez, sino también cómo se establecen relaciones de amistad y otros vínculos interpersonales. Una base segura en la infancia permite enfrentar los desafíos emocionales con mayor resiliencia.

Ángela Pernisco, psicóloga voluntaria de la Fundación Paulo Freire, refuerza esta idea al señalar que «la teoría del apego es muy importante porque desde niño, la persona va a formar una relación con los cuidadores, que puede ser como los papás, y la relación que ha experimentado el niño tendrá un determinado tipo de apego que puede ser seguro o inseguro».

Un apego seguro surge cuando el niño ha vivido relaciones afectivas con respuestas de amor, protección y presencia emocional. «El niño tendrá un modelo operativo interno que va a confirmar la imagen de sí mismo como merecedor de amor y de protección», explica Pernisco. 

En cambio, si se ha experimentado una relación con abandono o insensibilidad, se genera un apego inseguro. «Un modelo operativo interno que va a confirmar la imagen de sí mismo como no merecedor de amor y de protección», agrega.

Detectar las señales del apego emocional es el primer paso hacia la sanación. Algunos indicios comunes incluyen la necesidad constante de aprobación, miedo al abandono, dificultad para estar solo, celos excesivos y ansiedad cuando no se recibe atención inmediata. Estas emociones intensas afectan el bienestar emocional de los adolescentes y, con frecuencia, condicionan sus decisiones afectivas.

Montoya señala que diferentes corrientes psicológicas abordan el apego emocional. «Este concepto ha iniciado siendo psicodinámico, de alguna manera psicoanalista, algunos fisiólogos, médicos lo han estudiado, pero ahora muchas corrientes psicológicas lo utilizan. Una de ellas es el psicoanálisis, otra es el enfoque sistémico en psicología, los terapeutas sistémicos también lo utilizan, y los terapeutas cognitivos-comportamentales, porque de alguna manera el apego influye prácticamente en todo».

Un ejemplo práctico de intervención fue el programa «Creciendo con Emociones», desarrollado en Bogotá, Colombia, en 2023. Este proyecto trabajó con adolescentes de entre 13 y 17 años, enseñándoles estrategias de regulación emocional y la importancia de establecer límites saludables. A lo largo de 10 sesiones, los jóvenes participaron en talleres interactivos con dinámicas grupales, juegos de rol y espacios de psicoeducación. Como resultado, el 60% de los participantes reportó mejoras en su autonomía emocional y mayor conciencia sobre sus relaciones afectivas.

El tratamiento del apego emocional en los jóvenes requiere una guía empática, estructurada y basada en evidencia. Algunas estrategias efectivas incluyen:

  • Fomentar la autoconciencia emocional: ayudar a los jóvenes a identificar y nombrar sus emociones para comprender cómo estas influyen en su comportamiento.
  • Fortalecer la autoestima: impulsar a los adolescentes a descubrir su identidad personal, valores e intereses fuera del vínculo con otras personas.
  • Desarrollar habilidades de comunicación: enseñar a establecer límites, decir «no» y expresar necesidades con asertividad.
  • Promover relaciones equilibradas: mostrar ejemplos de relaciones basadas en respeto mutuo, autonomía y apoyo emocional.
  • Intervención profesional cuando sea necesario: la terapia psicológica, en especial la terapia cognitivo-conductual o la terapia basada en el apego, puede ayudar a resignificar patrones emocionales.
  • Apoyo familiar y escolar: involucrar a los cuidadores en el proceso terapéutico para modelar un apego seguro desde casa y reforzarlo en el entorno educativo.

Pernisco es enfática al señalar que «si vamos a identificar que tenemos un problema en esta área, tenemos que pensar en ir a terapia, en específico en la psicoterapia, porque es muy importante para resolver nuestros problemas relacionales».

Hablar abiertamente sobre el apego emocional es una forma de prevenirlo y desmitificarlo. Cuestionar los mitos del amor romántico, que glorifican la dependencia y la fusión emocional, es clave para construir relaciones desde la libertad, el autocuidado y el respeto.

Los jóvenes necesitan sentirse escuchados, validados y comprendidos. Con orientación adecuada, acompañamiento profesional y espacios seguros, pueden aprender a vivir desde un apego seguro: libre de miedo, consciente de su valor y lleno de amor propio.

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