¿Cómo son los estudiantes de hoy?
La educación actual enfrenta a estudiantes que han cambiado radicalmente en comparación con generaciones anteriores. Los jóvenes de hoy son más horizontales, creativos y seguros de sí mismos, pero también lidian con desafíos como el estrés, la incertidumbre y la soledad.
«Hoy día, los estudiantes están llenos de estímulos de pantallas y videojuegos, que también pueden ser buenas herramientas de aprendizaje. Sin embargo, los niños también viven en contextos de incertidumbre y familias ausentes», indica Ricardo Román, director del colegio Alberto Blest Gana de Chile, catalogado como uno de los 100 mejores colegios del mundo.
Para el experto, las clases tradicionales, donde los jóvenes permanecen pasivos y callados, resultan antinaturales. Por ello, sostiene que es necesario implementar un aprendizaje dinámico e integral que conecte con la realidad de los estudiantes y los prepare para el futuro.
Estos cambios disruptivos obligaron a un cambio radical en quienes interactúan con el ecosistema educativo.
Transformación educativa, una realidad
Con un liderazgo escolar renovado, una directiva innovadora y un enfoque pedagógico centrado en el estudiante, la transformación educativa en la región es hoy una realidad.
La integración de tecnologías, el uso de la inteligencia artificial y la adaptación a un mundo en constante cambio han impulsado modelos educativos disruptivos, donde los profesores actúan como guías y motivadores, dejando atrás métodos tradicionales que no responden a las necesidades actuales.
Para Román, la implementación de un modelo innovador en los colegios inicia con habilidades directivas y liderazgo visionario. No se trata de eliminar lo existente y empezar desde cero, sino de cambiar gradualmente, probando nuevas estrategias y enfoques.
«Innovar no significa que hay que borrar todo y empezar desde cero, sino que innovar es saber ciertos puntos del colegio, empezar a probar, cambiar y explorar otros mundos, por ejemplo, de la empresa, la tecnología, del arte, y traerlo al colegio», indica el experto que participó en el Foro Internacional de Economía Creativa, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en la ciudad de Cochabamba.
Este cambio debe darse poco a poco, sumando a los profesores como aliados clave. Hay docentes entusiastas que pueden liderar las primeras etapas del proceso, convirtiéndose en embajadores de la transformación. Sin embargo, la formación docente es un punto crítico.
«La universidad todavía está formando para el siglo XIX o el siglo XX y les pedimos a los nuevos profesionales que hagan cosas del siglo XXI. Hay que formarlos, apoyarlos, reconocerlos y premiarlos», reflexiona.
Ser profesor en el contexto actual es un desafío enorme: largas jornadas con aulas llenas y estudiantes hiperestimulados. Por ello, es fundamental valorar y motivar a los docentes, además de crear ambientes de trabajo donde se sientan respaldados y motivados a innovar.
Tecnología y creatividad: una dupla indispensable
La tecnología es una herramienta central en los colegios disruptivos, pero no es el objetivo en sí mismo.
Desde la perspectiva Montessori y los planteamientos de Seymour Papert (destacado científico computacional, matemático y educador), la clave está en fomentar la creatividad y el autoaprendizaje con el apoyo tecnológico.
«La tecnología no lo es todo, pero nos puede ayudar a ser más creativos, más expresivos, a inventar y a crear valor», afirma Román.
La integración de la tecnología debe realizarse en todas las asignaturas. Para el experto, los profesores usan robótica, programación, electrónica y simulaciones a fin de lograr que los alumnos aprendan. Los estudiantes no solo adquieren conocimientos en cada asignatura, sino también habilidades tecnológicas, trabajo en equipo y pensamiento crítico.
Por otro lado, herramientas como el celular dejan de ser enemigos del aula cuando se integran de forma estratégica y, en lugar de rechazar estas herramientas, es más útil enseñar a los estudiantes a usarlas de forma constructiva.
«Si el profesor propone desafíos, promueve la investigación y permite que los alumnos crean videos, audios e investiguen en la red, el celular puede ser un gran aliado», dice.
Inteligencia artificial y el futuro de la educación
La IA es una realidad y ya está transformando la educación. Aunque algunos estudiantes sólo la usan para automatizar tareas, su verdadero potencial radica en convertirla en una herramienta de aprendizaje guiada.
«Por ejemplo, con ChatGPT o Gemini, los estudiantes pueden resolver problemas matemáticos o confeccionar documentos mientras la IA los cuestiona y los guías, como si tuvieran un profesor particular», indica Román.
El desafío para los colegios no es detener el avance tecnológico, sino integrarlo de manera estratégica.
Además, fenómenos emergentes como la neurotecnología sugieren que pronto existirán dispositivos aún más inmersivos, lo que hace inútil pelear con el celular actual.
«Es ingenuo que los colegios peleen con el celular cuando en pocos años habrá herramientas que ni imaginamos», reflexiona.
La necesidad de una revolución educativa
El modelo educativo del pasado fue eficiente en su momento, pero hoy resulta insuficiente. La tecnología, la inteligencia artificial y la educación emocional son los pilares de una revolución educativa donde los estudiantes serán los verdaderos protagonistas del aprendizaje.
«Estamos viviendo un tsunami de tecnologías, con inteligencia artificial, neurotecnología y robótica avanzando rápidamente. Los colegios necesitan transformarse en espacios más flexibles, abiertos y alineados con el mundo real», concluye Román.