Por Lily Zurita
Los neurotransmisores -sustancias químicas que se encuentran en el sistema nervioso y hacen posible la comunicación entre las neuronas de nuestro cerebro- juegan un papel crucial en la regulación de nuestros estados de ánimo, influyendo directamente en cómo nos sentimos en el día a día.
Aunque la felicidad es un concepto abstracto y multifacético, ciertos químicos en nuestro cerebro, como la dopamina, la serotonina, la oxitocina y las endorfinas, están directamente relacionados con las sensaciones de bienestar y satisfacción.
“La felicidad es un constructo”, indica el médico, psicólogo y docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Pedro Aramayo, para quien “estimular adecuadamente el cerebro demanda una actividad saludable, un ritmo de vida equilibrado, alimentarse adecuadamente, evitando las grasas y excesos, hacer ejercicio regularmente, evitar el consumo de alcohol u otras drogas y dormir alrededor de 6 a 8 horas cada día”.
El experto puntualiza que debe haber un funcionamiento armonioso de los neurotransmisores, cuya misión es regular los estados de ánimo y el adecuado funcionamiento cerebral. “El equilibrio entre éstos dará funcionalidad al comportamiento del individuo”.
Por su parte, Jorge Ratia, en su artículo “La felicidad, ¿pura química?”, afirma que los estados de ánimo son la expresión cognitiva de un proceso biológico que se inicia en lo más diminuto del sistema nervioso, con la liberación de endorfina, dopamina, serotonina y oxitocina, entre otros.
“La psicología se acoge a las reglas de la neuroquímica para intentar aportar una explicación más precisa: la felicidad podría ser el resultado de la actividad eléctrica en dos sistemas de nuestro cuerpo, el nervioso y el endocrino, que trabajan estrechamente para crear las emociones que a posteriori identificamos como bienestar. Cada uno de ellos tiene a su mensajero químico predilecto; el sistema nervioso a los neurotransmisores y el endocrino, a las hormonas. Y de todas ellas hay algunas hacia las que la ciencia apunta como posibles responsables de la felicidad humana”, manifiesta.
A continuación, Pedro Aramayo explica, brevemente, la función de estos cuatro neurotransmisores:
- Dopamina: el circuito de la recompensa
La dopamina es conocida como el neurotransmisor del placer y la recompensa. Es fundamental para la motivación y la realización de actividades placenteras. Sin embargo, un exceso de dopamina puede estar asociado con comportamientos adictivos y trastornos como la esquizofrenia. Las principales funciones de esta hormona de la felicidad son aumentar la frecuencia y presión cardíaca, regular la atención, el sueño y la actividad motora.
Para mantener un nivel adecuado de dopamina, es esencial llevar un estilo de vida equilibrado. Esto incluye dormir entre 7 y 9 horas por noche, celebrar los logros diarios, y practicar ejercicio regularmente.
- Serotonina: el regulador del bienestar
La serotonina es otro neurotransmisor importante, especialmente en la regulación del bienestar y el estado de ánimo. Aunque su principal actividad se encuentra en el tracto gastrointestinal, en el cerebro tiene un papel crucial en la estabilidad emocional.
Un dato curioso de esta sustancia química es que los hombres suelen generar un 50% más de serotonina que las mujeres. Asimismo, los niveles bajos de esta hormona se asocia a enfermedades mentales como el autismo o la esquizofrenia.
Para estimular la serotonina de forma natural, se recomienda agradecer a diario, disfrutar de la naturaleza y rememorar momentos importantes de la vida.
- Oxitocina: el vínculo del amor y la confianza
La oxitocina, conocida como la «hormona del amor», es fundamental en la creación de vínculos afectivos y en la generación de sensaciones de confianza y seguridad. Se libera en momentos de contacto físico, como los abrazos, y durante el parto, fortaleciendo el vínculo entre madre e hijo.
El hecho de estar cerca de otras personas con las que existe un vínculo aumenta los niveles de oxitocina y esto genera mayor confianza hacia esa persona, provocando que se lleguen a asumir más riesgos en la relación.
Aramayo explica que este neurotransmisor “se libera cuando hay vínculos emocionales positivos muy fuertes y se abraza al objeto de ese ‘amor’ o el que genera esos sentimientos”.
Para incrementar los niveles de oxitocina, puedes meditar, abrazar a alguien querido o realizar actos de generosidad.
- Endorfinas: el analgésico natural
Las endorfinas son opioides endógenos producidos por nuestro cuerpo que actúan como analgésicos naturales, aliviando el dolor físico y produciendo sensaciones de placer. Para estimular la producción de endorfinas, es útil practicar hobbies, reír con seres queridos, bailar y cantar.
Sin embargo, según Aramayo, la felicidad depende de una combinación de factores internos y externos y no sólo de un fragmento de neurotransmisores o una parte de nuestra vida.
“El ser felices depende de muchos factores tanto endógenos como exógenos. Para regular nuestra salud emocional debemos partir de la biología y en lo exógeno intentar vivir en armonía con el entorno”, puntualiza.
Mantener un equilibrio en nuestros neurotransmisores es esencial para un funcionamiento cerebral óptimo y una salud emocional estable. Adoptar hábitos saludables, como una buena alimentación, ejercicio regular y un sueño adecuado, así como mantener relaciones sociales positivas, son claves para estimular de manera natural los químicos de la felicidad en nuestro cerebro.