Cholets: arquitectura viva que impulsa el turismo en El Alto

El Alto, una de las ciudades más jóvenes y dinámicas de Bolivia que este 6 de marzo celebra su cuadragésimo aniversario, se erige como un vibrante centro de la cultura aymara y un motor económico en constante crecimiento.
Conocida por sus ferias comerciales itinerantes, la ciudad ha captado en los últimos años la atención internacional gracias a sus «cholets», edificaciones que fusionan lujo y tradición, redefiniendo el paisaje urbano y posicionando a El Alto como un destino turístico emergente en el país.
El término «cholet» es una combinación de las palabras «chalet» y «cholo», esta última utilizada en Bolivia para referirse a personas de ascendencia indígena que han migrado a las ciudades. Estas construcciones, caracterizadas por sus colores vibrantes y diseños extravagantes, son una manifestación arquitectónica de la identidad cultural aymara y de la prosperidad económica de sus propietarios.
«Es una tendencia constructiva y estilística caracterizada por el sincretismo de la cultura aymara con elementos modernos», señala Darío Alcázar, arquitecto y docente de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Estas edificaciones suelen tener una estructura multifuncional que refleja la visión de vida de sus propietarios.
En los niveles inferiores, se encuentran amplios salones de eventos que pueden abarcar dos o más pisos, diseñados para albergar celebraciones y actividades sociales. Por encima o por debajo de estos salones, se ubican galerías comerciales que no solo complementan las necesidades del centro de eventos, sino que también satisfacen las demandas comerciales de la zona. Los pisos superiores suelen albergar departamentos unifamiliares para venta, alquiler o uso por parte de los miembros de la familia propietaria. Finalmente, en la cúspide del edificio, se encuentra una pequeña mansión que destaca por su ornamentación y diseño distintivo, reflejando la prosperidad y el estatus de la familia.
La concepción de los cholets integra dos elementos esenciales de la sociedad: la cohesión familiar y la actividad comercial. Esta dualidad es fundamental para entender la intensa actividad económica de El Alto, donde la prosperidad familiar está intrínsecamente ligada a diversas actividades comerciales.
«Es posible que el cholet conceptualmente contenga los dos elementos esenciales de la sociedad, la integración familiar y la actividad comercial al mismo tiempo», afirma el arquitecto Alcázar.
Arquitectura que vibra en El Alto
Desde las alturas de El Alto, una embarcación desafía lo convencional. Es el “Crucero de los Andes”, más conocido como “El Titanic”, una obra de Freddy Mamani. Este cholet no solo capta miradas, sino que invita a recorrerlo, desde sus vibrantes murales hasta la proa que regala una vista única de la ciudad.
«La nueva tendencia es abrir estas áreas y permitir a los visitantes tener la experiencia completa», explica Mamani, revolucionando la forma en que se habita y se vive la arquitectura.
Los cholets han evolucionado de espacios privados a íconos turísticos. Con diseños temáticos y una identidad propia, se consolidan como el principal atractivo de El Alto. Mamani, pionero de este movimiento, recuerda sus inicios en 2003 y cómo su estilo se convirtió en un sello distintivo. «Fuimos incorporando elementos andinos y combinándolos con lo moderno y el color, reflejando la vida y las aspiraciones de los alteños».
Más que estructuras llamativas, los cholets son autosustentables, con un diseño que integra comercio, salones de fiesta y espacios residenciales.
«Estos edificios tienen ajayu, tienen un espíritu y vida, movimiento, en este caso, movimiento económico», afirma Mamani. Así, su arquitectura no solo embellece la ciudad, sino que la impulsa hacia un futuro vibrante y lleno de color.
Feria 16 de Julio, una invitación al turista
La feria 16 de Julio, una de las más grandes e intensas de Sudamérica, es otro de los atractivos que posicionan a El Alto en el mapa turístico nacional e internacional.
Esta feria, que se extiende por kilómetros, ofrece una amplia variedad de productos, desde artesanías hasta tecnología, y atrae a miles de visitantes cada semana. La combinación de esta actividad comercial con la singular arquitectura de los cholets ha generado un interés creciente entre turistas nacionales e internacionales.
El auge de los cholets ha dado lugar a iniciativas turísticas que buscan capitalizar su atractivo. Se han creado recorridos especializados que permiten a los visitantes conocer de cerca estas edificaciones, entender su significado cultural y apreciar su diseño único. Estos tours suelen incluir visitas a los barrios más emblemáticos de El Alto, donde se concentran los cholets, así como la oportunidad de interactuar con los propietarios y arquitectos que han dado vida a esta tendencia.
Esta arquitectura no solo ha transformado el paisaje urbano de El Alto, sino que también ha redefinido la percepción de la ciudad a nivel nacional e internacional. Las construcciones son una afirmación de la identidad indígena y representan el ascenso de una nueva clase media aymara que, orgullosa de sus raíces, busca plasmar su éxito y cultura en el entorno construido.
«Estos edificios están cambiando la percepción de la ciudad de varias maneras: representan una afirmación de la identidad indígena y de la prosperidad de una nueva clase media emergente en El Alto», destaca el experto.
La proliferación de los cholets ha desafiado las normas estéticas y arquitectónicas convencionales, promoviendo una fusión innovadora entre lo tradicional y lo moderno.
El futuro turístico de El Alto está estrechamente vinculado a la promoción y valorización de su arquitectura única. La ciudad tiene el potencial de convertirse en un referente del turismo cultural y arquitectónico en Bolivia, atrayendo a visitantes interesados en experiencias auténticas que reflejen la riqueza y diversidad de la cultura aymara.
Los cholets emergieron como símbolos de una identidad cultural revitalizada y de una prosperidad económica en ascenso. Su presencia en El Alto no solo embellece la ciudad con colores y formas vibrantes, sino que también la posiciona como un destino turístico emergente que ofrece una experiencia única y enriquecedora a quienes buscan conocer la Bolivia contemporánea en su máxima expresión.