Las bibliotecas pasaron de ser templos donde custodiaban libros a ofrecer una variedad de catálogos y revistas digitales a las que pueden acceder a través del internet. Incluso, llevan adelante un proceso de transformación de sus ambientes físicos para permitir la reunión de grupos de trabajo, cubículos para computadoras portátiles e incluso espacios específicos para determinadas carreras.
“Las bibliotecas deberán mantener el protagonismo, los libros -ya sean en formato físico o electrónico- deben estar a la par con la habilitación de espacios de estudio individual o grupal. El centro de atención ya no sea el libro, sino el usuario”, afirmó Germán Rivero, responsable de la biblioteca de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Las bibliotecas atravesaron un proceso de transformación con la pandemia. Antes de la enfermedad se caracterizaban por ser guardianes celosos de textos físicos y después tuvieron que abrazar las plataformas virtuales para seguir subsistiendo.
Rivero asegura que las bibliotecas especializadas tienen la capacidad de adaptarse a la sociedad y responder a sus necesidades tecnológicas. “Las bibliotecas de Unifranz tienen los recursos y sistemas para brindar información en físico como con libros digitales. Cuentan con un portal y un sistema integrado que brinda a los estudiantes una amplia variedad de recursos para consulta”, afirmo.
En él se hallan laboratorios virtuales, accesos a organismos internacionales, producción científica y técnica de las universidades, investigaciones específicas y otros recursos de información.
En el caso de la biblioteca que administra, cuenta con un amplio catálogo de revistas electrónicas divididas por facultades para que el estudiante pueda ingresar a la que corresponde para identificar los textos que necesita. “La ventaja de las bibliotecas de Unifranz son los accesos a catálogos ordenados con múltiples opciones para refinar búsquedas y encontrar, con precisión, la información requerida. También puede exportar o descargar recursos digitales, almacenar o compartir”, afirmó.
El sistema de bibliotecas de Unifranz, cuenta con diseños diferentes, espacios de trabajo según las necesidades de los usuarios. Estableció áreas de trabajo para ordenadores portátiles, cubículos individuales y ambientes para el estudio grupal.
“Vimos la opción de habilitar más espacios según el tipo de usuarios; lugares que respondan a las necesidades de los estudiantes según sus carreras. Por ejemplo, alguien de arquitectura va a requerir mesas de determinado tamaño o computadoras con memoria y velocidad adecuadas a los programas que empleen. No sólo es un área de circulación de libros; sino de formación y de estudio”, afirmó.
Desde su administración se toma en cuenta las necesidades de reposición de la base de datos y libros. Con estas transformaciones los jóvenes están retornando a las bibliotecas y, según Rivero también le están dando más valor al libro físico. “Hay libros y textos que son difíciles encontrarlos en internet. Se requieren licencias o autorización y se dificulta ubicarlos en formato electrónico”.
Tener acceso a la actualización bibliográfica permanente es vital para lograr entrar al ritmo acelerado en esta generación. Rivero asegura que el rol del bibliotecario es esencial en la identificación de textos requeridos, luego se estudian los planes u programas de estudio para saber que textos se requerirán para adquirirlos.
Los costos y la accesibilidad ponen en reminiscencia el libro digital, sin embargo, hay quienes la prefieren en físico porque cada libro nos puede hacer recordar un momento. Leer siempre es beneficioso independientemente del formato en el que se haga, reflexiona el bibliotecario.