Por Manuel Filomeno
Ante la enfermedad, muchas personas optan por tomar medicamentos con prescripción de manera indiscriminada, sin embargo, esta práctica podría tener efectos nocivos contra la salud como el agravamiento de la condición, el desarrollo de alergias, la resistencia a los fármacos o, incluso, intoxicación y muerte.
“La automedicación es un problema de salud pública que debe ser regulado y que la población debe tomar conciencia sobre sus consecuencias. Al momento de tomar un medicamento sin que este haya sido recetado por un médico, el paciente se expone a una cantidad de efectos no deseados e interacciones que podrían ser incompatibles con algunas otras sustancias que el paciente podría estar consumiendo”, indica Daniel Pinto, experto en microbiología clínica y director de la Carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Estos efectos pueden incluir la resistencia a los antibióticos y alergias. Además, la automedicación puede tener consecuencias secundarias por el uso excesivo de algunos medicamentos, principalmente, en el caso de los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos que están relacionados con gastritis y hemorragias digestivas, así como interacciones entre medicamentos, ya que hay algunos fármacos que no deben ser combinados con otros.
Esta práctica también puede enmascarar enfermedades ya que los medicamentos suelen eliminar algunos síntomas y tergiversar el diagnóstico.
Asimismo, la intolerancia o interacción entre medicamentos es muy recurrente en los casos de automedicación. Eso significa que algunos fármacos pueden inactivar o aumentar los efectos de otros, lo que puede ser muy peligroso y condicionar intolerancias, intoxicaciones o nuevos riesgos para la salud.
El Observatorio del Comportamiento de la Automedicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) define la automedicación como “un comportamiento individual de consumo, consistente en la autoadministración o administración a otros individuos de medicamentos (en el más amplio espectro, incluyendo productos naturales) por fuera de la prescripción, o alterando la prescripción, con la función original de autocuidado de la salud u otras diferentes.
Es decir que, ya sea por comodidad o por recomendación de un familiar, muchos pacientes recurren a medicamentos que no le han sido prescritos por un médico, lo que puede poner en riesgo su salud.
“En nuestro país, uno de los principales problemas tiene que ver con el consumo de medicamentos de venta libre. Por tanto, uno puede ir a cualquier centro de expendio y puede comprar una variedad de analgésicos, una variedad de antimicrobianos que deberían ser regulados debido, precisamente, a que pueden provocar multirresistencia y otros efectos de tolerancia a los analgésicos, entre otros”, puntualiza Pinto.
De acuerdo con el profesional, la prescripción de un medicamento responde a una evaluación clínica por parte del médico; quien, a través de los servicios hospitalarios, es quien verifica qué medicamento debe administrarse a un paciente.
“En muchos casos, antes de la prescripción de un medicamento se hacen pruebas laboratoriales, se realizan evaluaciones exhaustivas y, en base al cuadro del paciente, se le administra un medicamento. La manipulación de medicamentos requiere de controles de calidad”, agrega.
Resistencia a los antimicrobianos
Uno de los efectos más serios de la automedicación es la resistencia a los antimicrobianos (RA) y sobre todo a los antibióticos, considerada una de las 10 principales amenazas a la salud pública según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Es importante que las personas no se automediquen con antibióticos, ya que cada vez es más la resistencia que tienen las bacterias frente a estas drogas, haciéndolas muy difíciles de tratar”, explica Miriam Rosmery Aguilar, docente de la carrera de Medicina de Unifranz.
Como consecuencia de la farmacorresistencia, los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos se vuelven ineficaces, por lo que las infecciones son cada vez más difíciles e imposibles de tratar.
“Los antibióticos fueron elaborados pensando en lugares estratégicos para atacar a las bacterias, por ejemplo, algunos antibióticos atacan la pared bacteriana, otros atacan la membrana celular de la bacteria, otros son diseñados para atacar los ribosomas de la bacteria. De acuerdo a este diseño, los antibióticos pueden comportarse como bactericidas o bacteriostáticos, es por eso que la automedicación no se aconseja ya que el que se automedica nunca cumple un esquema completo del tratamiento con antibióticos y permite que la bacteria desarrolle una resistencia que puede ser heredada y pasada a la siguiente persona que se contagie”, agrega Aguilar.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial (BM) advirtieron que la resistencia a los antimicrobianos, en especial a los antibióticos fue la causa de entre 1 y 1.5 millones de fallecimientos en todo el planeta en 2022 y alertaron que en 2050 esta cifra podría llegar a los 10 millones de decesos.