Día de la Cueca Boliviana: cuando el patrimonio se baila

Cada primer domingo de octubre, Bolivia se viste de música y pañuelos. La cueca, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado Plurinacional mediante la Ley 764 en 2015, se convierte en la protagonista de plazas, colegios, universidades y escenarios donde generaciones enteras se reúnen para celebrar.
“Este domingo, 5 de octubre, celebramos el Día Nacional de la Cueca Boliviana, por mandato de la Ley 764 de 2015. Unifranz no ha querido quedarse atrás en este día tan importante para Bolivia”, expresó David Velásquez, asesor de culturas y deportes de Unifranz.
La danza no es solo un conjunto de pasos ensayados. Para muchos jóvenes, es un lenguaje con el que expresan identidad y emoción. En la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, los estudiantes mantienen viva esta tradición desde su ballet institucional.
Voces desde el escenario universitario
Belén Torres, estudiante de Diseño Gráfico y Producción Crossmedia, cuenta que la danza la acompaña desde niña. “Bailo desde que tengo seis años”, recuerda. Por eso, al llegar a la universidad, no dudó en integrarse al ballet.
Para ella, la cueca va más allá de lo técnico: “No se trata simplemente de una danza, es un patrimonio de Bolivia. Es lindo porque es el momento en el que una pareja se enamora, en el que una pareja se encuentra. Es ese momento de coqueteo, entonces es algo muy bonito”.
Su compañero de danza, Robert Julián Velasco Pinto, estudiante de Administración de Empresas, también recuerda que comenzó a bailar desde temprana edad. Al preguntarle por el secreto de bailar cueca, responde con claridad:
“Yo creo que no hay un secreto como tal, ya que es una expresión que el mismo cuerpo llega a generar. Es como una pasión que uno tiene dentro y que hay que transmitir como un arte”, sostiene.
Para Robert, la cueca es también una experiencia de liberación: “Con las melodías que van tocando, tu cuerpo se va soltando. Es como paz y amor en la cueca. Es algo muy tradicional, como dijo mi compañera, algo muy patrimonial. Es como desbrozar un poco y dar paz a tu cuerpo”.
Una tradición que se renueva
Y es que esta danza no es solo un baile, sino una expresión cultural ligada a la identidad de los bolivianos y que está presente en cada uno de sus actos de celebración. En bodas, fiestas de quince años, fiestas patronales, graduaciones o cumpleaños, la cueca es la invitada de rigor.
Lo interesante, coinciden ambos jóvenes, es cómo la cueca ha ido ganando un lugar en las nuevas generaciones. Para Robert, esto, sumado al impulso que se le dio con la Ley 764, ha generado que la cueca se revalorice y se reconozca más allá de las fronteras.
Pero también es parte de la educación de los universitarios. Velásquez sostiene que las expresiones culturales y artísticas son fundamentales para formar profesionales integrales, capaces de tener una mirada global con identidad local.
“Para nosotros, como área cultural, es muy importante, ya que demostramos —mediante la danza y como universidad— todo el potencial que puede tener nuestra querida Bolivia. Tratamos de inculcar en nuestros estudiantes no solo valores académicos, sino también valores extracurriculares que puedan fortalecerlos y acercarlos a la cultura del país”, señala.
Ese proceso de revitalización también se refleja en la diversidad de estilos: cueca paceña, cochabambina, chuquisaqueña, tarijeña o chaqueña, todas con ritmos y matices distintos que muestran la riqueza cultural del país.
Más que un baile, un patrimonio vivo
El Día de la Cueca Boliviana es mucho más que una fecha en el calendario. Es un recordatorio de que la danza es identidad, pero también un espacio de encuentro entre tradición y juventud. En cada pañuelo que se agita hay una historia, en cada zapateo hay memoria y en cada pareja que se enfrenta en la pista hay un guiño de continuidad cultural.
Los testimonios de Belén y Robert muestran que la cueca no se limita a actos protocolares ni festivales. Vive en quienes deciden apropiarse de ella, en quienes la sienten como una forma de expresión personal y colectiva.
Como dice Belén, es “el momento en el que una pareja se enamora” y como añade Robert, es “paz y amor en la cueca”. Y en esa suma de gestos, emociones y símbolos, Bolivia encuentra una de sus expresiones culturales más auténticas.