Economía circular: ¿moda empresarial o el futuro inevitable de las organizaciones?

By Ricardo Espinoza

Economía circular
Economía circular: ¿una moda empresarial o el futuro inevitable de las organizaciones?

La economía circular ha dejado de ser una utopía ambiental o una tendencia pasajera. En un mundo marcado por la escasez de recursos, los impactos del cambio climático y la presión social por modelos sostenibles, este enfoque productivo se posiciona como el camino inevitable para el futuro de las organizaciones.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año se generan más de 2.000 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, y solo el 13,5% se recicla. En respuesta, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea promueven activamente este enfoque como una herramienta clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente los relacionados con producción y consumo responsables (ODS 12), acción por el clima (ODS 13) e innovación e infraestructura (ODS 9).

¿Qué es la economía circular y por qué es tan relevante?

A diferencia del modelo lineal tradicional —basado en “extraer, producir, consumir y desechar”—, la economía circular propone mantener los productos, materiales y recursos en uso el mayor tiempo posible. Esto se logra a través de estrategias como la reutilización, reparación, reciclaje, rediseño de productos y regeneración de sistemas.

“La economía circular busca eliminar el desperdicio y generar valor económico y ambiental a largo plazo. Mientras el modelo lineal es derrochador y contaminante, el enfoque circular impulsa procesos más eficientes, sostenibles e innovadores”, afirma José Antonio Copa, especialista en el área.

De los residuos al valor: casos internacionales que inspiran

A nivel internacional, empresas como Patagonia y IKEA han marcado la diferencia al integrar la economía circular en el corazón de sus operaciones. Patagonia, por ejemplo, ofrece reparación gratuita de sus prendas y alienta a sus clientes a reutilizar o reciclar, incluso facilitando la venta de ropa usada a través de su plataforma Worn Wear. IKEA, por su parte, ha lanzado un ambicioso plan para 2030 en el que todos sus productos estarán diseñados bajo principios circulares: uso de materiales reciclables, eliminación de plásticos de un solo uso y programas de recompra de muebles.

Estos ejemplos demuestran que no se trata solo de una política ambiental, sino de una estrategia empresarial inteligente que reduce costos, fideliza consumidores conscientes y abre nuevas oportunidades de negocio.

¿Y en Bolivia? Desafíos y oportunidades del cambio

En Bolivia, si bien el camino todavía está en construcción, ya se perciben avances. José Antonio Copa Aguilar, docente de la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, El Alto, destaca que «existe un grupo emergente de emprendedores y pequeñas empresas que están apostando por modelos circulares, especialmente en sectores como la moda sostenible, la agroindustria y la producción artesanal. El reto es pasar del discurso a la acción real, para impulsar una cultura empresarial que valore la sostenibilidad como una oportunidad económica y de innovación».

Si bien persisten ciertas prácticas arraigadas del modelo lineal, el contexto actual muestra signos positivos: consumidores más informados, empresas más abiertas al cambio, y universidades comprometidas con formar líderes responsables.

Empresas como Ecogrupo (recolección y valorización de residuos), Mamut (pisos ecológicos de caucho), Industrias MCB (reciclaje de aluminio), EMBOL S.A. (optimización hídrica), CBN (uso eficiente del agua), Empacar (empaque reciclado), Itacamba (producción responsable de cemento), Plásticos Dutex (reutilización de plásticos) y Hidrobag (envases biodegradables), entre otras, reflejan el compromiso del sector empresarial con la sostenibilidad.

A medida que los consumidores se vuelven más exigentes y los recursos más limitados, las organizaciones que no se transformen corren el riesgo de perder relevancia en el mercado. “La economía circular no será una opción, sino una obligación para sobrevivir. Las organizaciones que abracen este modelo estarán mejor preparadas para enfrentar crisis económicas y climáticas, además de liderar con responsabilidad e innovación”, agrega Copa.

Formar líderes con visión sostenible: el rol de la academia

Copa destaca también que el ámbito educativo no es ni debe ser ajeno a esta transformación. Narra desde su experiencia, que “Unifranz se posiciona como un actor clave en esta transformación. La universidad incorpora la sostenibilidad como un valor institucional que se aplica de manera transversal en la formación de sus estudiantes”.

Afirma además que, desde la carrera de Administración de Empresas, se trabaja en la formación de profesionales conscientes de su entorno y del impacto de sus decisiones. “Nuestros estudiantes desarrollan proyectos reales basados en economía circular, responsabilidad social y sostenibilidad”, subraya Copa.

Con menciones como Emprendimiento y Creación de Empresas y Liderazgo y Gerencia Estratégica, la carrera busca formar líderes capaces de transformar los modelos de negocio tradicionales por propuestas más resilientes, humanas y sostenibles.

Del residuo a la oportunidad

Más que una moda, la economía circular representa una transformación estructural que redefine el éxito empresarial en el siglo XXI. Las organizaciones que comprendan este cambio y actúen con visión estratégica podrán no solo sobrevivir, sino también liderar el nuevo paradigma económico global. Bolivia, con sus desafíos y potenciales, no puede quedarse atrás.

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