Cómo tratar el bruxismo y devolver calidad de vida a los pacientes

Cada noche, Andrea se acostaba con la esperanza de tener un descanso reparador. Pero el amanecer de cada día la sorprendía con un dolor punzante en las sienes, el rostro adolorido y los dientes cada vez más sensibles. Sus días transcurrían entre la fatiga, el insomnio y una sensación de angustia inexplicable. El diagnóstico llegó tras una consulta con el odontólogo: bruxismo. No sabía qué era ni por qué le pasaba, pero descubrió que, como ella, miles de personas en Bolivia y el mundo sufren este trastorno silencioso que, si no se trata a tiempo, puede afectar seriamente la calidad de vida.
“El bruxismo puede ser considerado como un trastorno del movimiento de la mandíbula. Se caracteriza por la compresión involuntaria de los músculos masticadores, principalmente el músculo masetero, lo que genera el rechinamiento o fricción de los dientes”, explica Álvaro Ibáñez, director de la carrera de Odontología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Este trastorno, que puede ocurrir tanto de día como durante el sueño, está vinculado a factores como el estrés, la ansiedad, problemas de alineación dental, trastornos del sueño o el consumo excesivo de tabaco, alcohol y cafeína.
Síntomas que no se deben ignorar
El bruxismo no siempre se manifiesta de forma evidente. Muchas personas lo padecen sin saberlo, hasta que los síntomas se vuelven insostenibles.
“Uno de los signos más comunes es el dolor de cabeza a nivel de la frente o las sienes. También puede haber dolor en la zona de los cachetes, donde se encuentran los músculos maseteros”, indica Ibáñez.
Otros indicadores incluyen desgaste dental, insomnio, dolor en los oídos y ruidos de rechinamiento durante el sueño. Este último suele ser detectado por las personas con quienes se comparte la cama.
“Cuando los dientes anteriores pierden su tamaño o los posteriores se vuelven planos como una pista de aterrizaje, clínicamente se puede hablar de bruxismo avanzado”, advierte el especialista.
Consecuencias del bruxismo no tratado
El impacto del bruxismo va más allá de la boca. Si no se trata a tiempo, puede provocar un deterioro severo de la dentadura, pérdida del tejido de encías, dolor crónico de mandíbula, trastornos del sueño e incluso daño en la articulación temporomandibular (ATM), el punto de conexión entre la mandíbula y el cráneo.
“Muchos pacientes llegan con dolores de cabeza persistentes o fatiga crónica, creyendo que son problemas neurológicos. Sin embargo, al evaluar clínicamente, encontramos que sufren de bruxismo causado por niveles altos de estrés y ansiedad”, destaca Ibáñez.
Tratamientos que devuelven la sonrisa y el descanso
La buena noticia es que el bruxismo se puede tratar y controlar. Según Ibáñez, una de las soluciones más efectivas son las plaquitas de miorrelajación, una aparatología móvil diseñada para evitar la fricción y aliviar la presión en los músculos mandibulares.
“Después de usarlas, los pacientes pueden dormir tranquilos, ya no hay desgaste dental. Además, son cómodas y discretas, se pueden usar incluso durante el día”, asegura.
Estas placas no solo benefician a pacientes comunes. “He colocado aparatología de este tipo a jugadores de fútbol profesional. Las usan incluso en partidos o entrenamientos. Son invisibles, resistentes y no generan complicaciones”, comparte.
El avance de la tecnología ha revolucionado el abordaje del bruxismo. Hoy se cuenta con software de diseño, impresiones 3D para confeccionar placas personalizadas y dispositivos que monitorean el comportamiento mandibular durante el sueño. Una de las técnicas más innovadoras es el biofeedback, que permite a los pacientes tomar conciencia de su tensión muscular para aprender a controlarla.
“Las nuevas tecnologías permiten un diagnóstico más preciso y un seguimiento eficiente del tratamiento. Esto es clave para evitar que el problema avance y se convierta en una fuente constante de dolor e incomodidad”, afirma el director de Odontología de Unifranz.
El rol fundamental del odontólogo
El tratamiento del bruxismo comienza con un diagnóstico clínico preciso. El odontólogo evalúa el grado de desgaste dental, la condición de los tejidos periodontales y el estado de la articulación mandibular. A partir de ahí, se diseña un plan personalizado que puede incluir aparatología, medicamentos miorrelajantes, ajustes en la dieta y terapias para el manejo del estrés.
“El odontólogo está preparado para intervenir de manera integral. Desde la elaboración de las plaquitas de miorrelajación hasta la reestructuración de la dimensión vertical de los dientes, todo con el objetivo de devolver bienestar al paciente”, enfatiza Ibáñez.
Consejos útiles
El director del Programa de Becas de Investigación en Salud Pública Dental del Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial (NIDCR), Hosam Alraqiq, aconseja:
- Visite al dentista con regularidad. Los exámenes dentales frecuentes le darán al dentista la oportunidad de detectar los signos del bruxismo.
- Pruebe actividades relajantes como el yoga o la meditación. La consejería también puede ayudar a reducir el estrés.
- Evite la cafeína y el alcohol.
- No fume.
- Establezca recordatorios para sí mismo (como notas escritas o una alarma en su teléfono celular) para mantener los dientes separados si los rechina o aprieta durante el día.
Recuperar la calidad de vida es posible
Andrea, quien vivía entre el dolor y el insomnio, hoy ha recuperado su descanso y su sonrisa. Con el diagnóstico adecuado, el uso de una placa de miorrelajación y cambios en su estilo de vida, el bruxismo dejó de ser una sombra constante. Como ella, muchos pacientes pueden dar ese paso hacia una mejor calidad de vida.
En palabras de Ibáñez, “el bruxismo no sólo afecta los dientes, afecta la vida. Pero con el tratamiento adecuado, se puede recuperar la tranquilidad, el sueño y, sobre todo, la salud”.