La salud se transforma: digitalización con rostro humano y mirada sostenible

By Paula Beatriz Cahuasa

Imagen Unifranz

La transformación digital en salud dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad urgente. No se trata sólo de implementar tecnología, sino de repensar todos los procesos vinculados a la atención, el cuidado y el bienestar integral de las personas.

Así lo afirma Edgar Butrón Ledezma, médico de formación internacional y experto en salud global, quien desde el IV Congreso Internacional de Salud: Innovación y Sostenibilidad, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, plantea una hoja de ruta donde la digitalización, desde una perspectiva integral, no solo busca agilizar procesos médicos o administrativos, sino rediseñar el sistema de salud pensando en la accesibilidad, la sostenibilidad y la equidad, donde la persona está en el centro de la revolución digital, más allá de la tecnología por sí sola.

“Debemos entender la transformación digital en el contexto de salud como un proceso de transformación que atañe a todas las esferas: sociales, administrativas, financieras y humanas. No podemos pensar en transformación digital sí de manera primordial no pensamos en la persona”, enfatiza Butrón.

Transformar con cultura, procesos y tecnología

La transformación digital no es solo implementar softwares, aplicaciones o equipos de última generación. Requiere una transformación profunda en cuatro pilares esenciales: el enfoque en la persona, la optimización de procesos, la adaptación a la cultura organizacional y social, y finalmente, la implementación tecnológica.

“La tecnología es solo una parte. Si no entendemos los elementos culturales de la población a la que atendemos, el proceso no será ni eficiente ni sostenible”, remarca.

Desde esta visión, el experto internacional aclara que la transformación digital se vuelve un proyecto social, más allá del ámbito clínico. Es una estrategia de inclusión, donde cada intervención tecnológica debe ser comprendida, aceptada y apropiada por los usuarios, tanto profesionales de la salud como pacientes.

La aceptación como punto de partida

Un reto clave, sobre todo en contextos vulnerables como el boliviano, es la aceptación social. Muchos profesionales de la salud y pacientes aún se resisten a cambiar sus prácticas. Para Butrón, este es un tema de derechos.

“Todo proceso tiene que cumplir con el primer paso de la gestión basada en derechos, que es la aceptación. No podemos proponer nada si no es aceptado por quien lo va a usar. ¿Y cómo hacemos que lo acepten? Tenemos que hacerlos parte”, afirma con convicción.

Esto implica trabajar con comunidades, respetar sus usos y costumbres, dialogar, explicar, enseñar e informar, porque todo lo nuevo siempre genera miedo. No es viable una digitalización impuesta desde los escritorios gubernamentales o empresas tecnológicas. Para ello es necesario que cada avance sea acompañado por procesos de alfabetización digital.

El Estado como articulador clave

La transformación digital en salud también demanda un rol activo y coordinado del Estado. Pero no solo del nivel central, sino también de los gobiernos subnacionales y las instituciones públicas vinculadas.

“La gobernabilidad implica que comunidad e instituciones se comuniquen, coordinen y vean opciones adecuadas para su bienestar”, explica Butrón.

Según el experto, ya existen normativa internacional desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades, que pueden ser contextualizadas o adaptadas a la realidad nacional. “No vamos a inventar nada. Ya todo está escrito. Lo que el país necesita es armonizar esas normas y adaptarlas a su realidad (…), la clave es tener una hoja de ruta clara y centrarse en las personas”, subraya.

Interoperabilidad y soluciones accesibles

Un concepto fundamental en esta transformación es la interoperabilidad de los sistemas. Hoy en día, distintos sistemas de información en salud no se comunican entre sí, lo que limita el análisis integral y la toma de decisiones oportunas.

La interoperabilidad permite que dos sistemas distintos puedan generar un análisis conjunto y así tomar mejores decisiones en pro de la salud de la población. Existen soluciones accesibles. Desde sistemas de fuentes abiertas hasta “enlatados” ofrecidos por grandes proveedores. Muchos de estos ya integran el expediente médico administrativo y permiten su implementación a menor costo.

“Lo que hace falta es desarrollar los procesos y procedimientos adecuados para que estos sistemas puedan usarse eficientemente en todos los niveles del sistema de salud”, recalca.
Alfabetización digital: el verdadero punto de inflexión.

Una barrera crítica que enfrenta Bolivia es la brecha generacional y el analfabetismo digital. Mientras que millennials y centennials en formación médica integran naturalmente la tecnología en su práctica profesional, muchos de sus pacientes no saben siquiera cómo usar una app o leer un informe digital.

“El tema de la alfabetización digital va desde que las personas aprendan a usar estas herramientas, convivan con ellas, pero también a enseñarles el porqué es importante”, explica Butrón. No se trata solo de introducir tecnología, sino de construir una cultura digital en salud que sea comprensible y amigable para todos los sectores sociales.

Liderar para innovar, innovar para incluir

La transformación digital, según la visión del experto internacional, no es un objetivo técnico, sino un compromiso ético. Requiere liderazgo, innovación y sensibilidad social. No se trata solo de modernizar quirófanos o implementar inteligencia artificial. Se trata de construir un sistema de salud más humano, más accesible y más justo.

“Cuando hablamos de liderazgo en innovación, no solo es llevar una tecnología. También es explicar cuáles son las ventajas, comunicar, enseñar, construir confianza”, resume el profesional médico.

Bolivia se encuentra ante una oportunidad única. En un contexto de redefiniciones sociales y políticas, la transformación digital en salud puede ser el camino para cerrar brechas históricas y acercar la salud a todos. Pero para que eso ocurra, debemos recordar la premisa fundamental que guía este proceso: el paciente debe estar en el centro.

“El propio paciente es parte de su solución. El profesional no puede hacer nada si el paciente no forma parte del proceso. Por eso debemos trabajar juntos, con empatía, tecnología y compromiso”, concluye Edgar Butrón Ledezma.

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