Perfil del estudiante del siglo XXI: creativo, informado, horizontal y sobreestimulado

By Paula Beatriz Cahuasa

Los tiempos siempre cambian y con ello también cambia el perfil del estudiante de cada época. Para el experto en educación y director del colegio Alberto Blest Gana de Chile —uno de los 100 mejores colegios del mundo—, Ricardo Román, los estudiantes del siglo XXI son más creativos, informados, horizontales, pero también enfrentan la sobrecarga y el estrés derivados de los estímulos tecnológicos.

“Los niños y los jóvenes están cambiando mucho. La gente adulta, yo creo que hasta los treinta años, recuerda un colegio donde le tenían miedo al profesor. Hoy los niños son más horizontales, más libres, creativos, mucho más informados, muchas veces mucho más seguros de sí, tienen experiencias del mundo”, detalla el educador.

Estos cambios requieren de innovación y transformación en la forma de enseñar y aprender. Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), “la innovación digital ha demostrado su capacidad para complementar, enriquecer y transformar la educación, y posee el potencial para acelerar el avance en la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) para la educación, así como para transformar los modos de acceso universal al aprendizaje”.

“Ellos (los niños, adolescentes y jóvenes) a veces tienen que reducir su velocidad de manera artificial para poder estar en el aula y aceptar una clase de una hora y media, donde tienen que estar callados, poniendo atención y ellos sin hacer nada”, lamenta Román, quien apunta a motivar a los estudiantes, entendiendo sus nuevos intereses y retos en la modernidad tecnológica.

Por otro lado, el director chileno asegura que estos sobreestímulos también tienen una arista negativa. “Los menores también están llenos de estrés, sometidos a la incertidumbre, muchas veces con familias ausentes, entonces también viven más soledad”. 

Sin embargo, no se trata de satanizar las herramientas tecnológicas, que precisamente son eso herramientas y con ellas se puede aprender mucho, suma el educador, quien participó en el Foro Internacional de Economía Creativa, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en la ciudad de Cochabamba. 

Para el experto, las clases tradicionales, donde los jóvenes permanecen pasivos y callados, resultan anticuadas y rezagadas. Por ello, sostiene que es necesario implementar un aprendizaje dinámico e integral que conecte con la realidad de los estudiantes y los prepare para el futuro.

La integración de tecnologías, el uso de la inteligencia artificial (IA) y la adaptación a un mundo en constante cambio han impulsado modelos educativos disruptivos, donde los profesores actúan como guías y motivadores, dejando atrás métodos tradicionales que no responden a las necesidades actuales, añade. 

Román explica que la implementación de un modelo innovador en los colegios inicia con habilidades directivas y liderazgo visionario. No se trata de eliminar lo existente y empezar desde cero, sino de cambiar gradualmente, probando nuevas estrategias y enfoques.

«Innovar no significa que hay que borrar todo y empezar desde cero, sino que innovar es saber ciertos puntos del colegio, empezar a probar, cambiar y explorar otros mundos, por ejemplo, la tecnología, el arte, y traerlo al colegio», indica.

Este cambio debe darse poco a poco, sumando a los profesores como aliados clave. Hay docentes entusiastas que pueden liderar las primeras etapas del proceso, convirtiéndose en embajadores de la transformación. Sin embargo, la formación docente es un punto crítico.

«La universidad todavía está formando para el siglo XIX o el siglo XX y les pedimos a los nuevos profesionales que hagan cosas del siglo XXI. Hay que formarlos, apoyarlos, reconocerlos y premiarlos», reflexiona.

Ser profesor en el contexto actual es un desafío enorme: largas jornadas con aulas llenas y estudiantes hiperestimulados. Por ello, es fundamental valorar y motivar a los docentes, además de crear ambientes de trabajo donde se sientan respaldados y motivados a innovar.

La tecnología es una herramienta central en los colegios disruptivos, pero no es el objetivo en sí mismo. Desde la perspectiva Montessori y los planteamientos de Seymour Papert (destacado científico computacional, matemático y educador), la clave está en fomentar la creatividad y el autoaprendizaje con el apoyo tecnológico, finaliza.

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