El mosquito se adapta, nosotros no: alertas y medidas para una temporada crítica

By Leny Chuquimia

Las lluvias son un factor para la reproducción del vector transmisor.

Con la temporada de lluvias vuelve a Bolivia una amenaza de gran impacto, el mosquito Aedes Aegypti, vector del dengue, zika y chikunguña. Su presencia cada vez más frecuente en regiones por encima de los 2.550 metros de altura demuestra una capacidad de adaptación que supera a la de las poblaciones que tratan de combatirlo. 

Esto hace que mientras las precipitaciones se intensifican, también lo hace el riesgo. Los especialistas advierten que este año no será la excepción y que es necesario tomar al menos tres medidas clave para su prevención.

“En los últimos años se ha visto que el mosquito se ha adaptado a nuevas áreas geográficas, si bien no son casos superlativos es un cambio que debe llamar la atención. Se debe eliminar aguas estancadas, usar repelentes y mosquiteros, y no tomar a la ligera la enfermedad”, señala el médico Froilan Mamani Ch., docente de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

Un enemigo que despierta con la lluvia

“Durante la temporada de lluvias aumentan los casos de ciertas enfermedades, las más relevantes son el dengue, el zika y la chikungunya. Esto se debe a que por la humedad y las aguas estancadas hay una proliferación de mosquitos”, afirma Mamani. 

En regiones tropicales, la humedad elevada, temperaturas cálidas y depósitos de agua que sirven de criaderos, son condiciones ideales para la circulación de los  virus que causan estas enfermedades.

Para entender por qué, se debe conocer que el mosquito vector aprovecha cualquier recipiente con agua limpia para poner sus huevos. Por cada criadero hay miles de mosquitos, que -si la hembra que puso los huevos ya estaba infectada- ya nacen con el virus. 

Aunque se podría pensar que esto ocurre en recipientes grandes, lo cierto es que pueden formarse criaderos en cáscaras de huevo y hasta en tapas de refrescos.

Como el virus está en la sangre, el mosquito que pica al enfermo se infecta y puede contagiar a otra persona. En el caso del dengue, si el mosquito hembra se infecta y pone huevos, tras eclosionar las larvas se infectan al alimentarse. Cuando ya se convierten en mosquitos adultos ya están infectados y pueden transmitir el virus al picar a una persona. 

Un mosquito que se adapta

En los últimos años se ha observado un fenómeno preocupante: el mosquito está llegando a zonas donde antes no se registraba su presencia. “Se ha adaptado a nuevas áreas geográficas; no hablamos de cifras extremas, pero sí de un patrón que debe llamar la atención”, sostiene Mamani.

Tradicionalmente, el Aedes aegypti habitaba en zonas tropicales y subtropicales. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que este mosquito ha ampliado su rango geográfico, alcanzando altitudes mayores a las habituales. 

El cambio climático, las temperaturas más cálidas, la movilidad humana y la urbanización sin planificación contribuyen a esta expansión silenciosa. A ello se suma que cada temporada de lluvias es ahora menos predecible y potencialmente más peligrosa.

Hasta hace una década la presencia de este mosquito a más de 2,550 metros sobre el nivel del mar era algo impensable. Ahora, lugares antes considerados seguros enfrentan un creciente riesgo.

Tres acciones que funcionan

Aunque la amenaza es real, las soluciones son alcanzables. El Dr. Mamani recomienda enfocarse en medidas simples, pero altamente efectivas: Eliminar aguas estancadas alrededor de los domicilios, usar mosquiteros en dormitorios y áreas de descanso y la aplicación de repelentes de manera regular, especialmente al amanecer y al atardecer.

“Estas acciones funcionan mejor que muchas prácticas populares porque atacan directamente el ciclo de vida del mosquito”, explica el médico.

Uno de los principales errores detectados por el especialista no proviene de la naturaleza, sino del comportamiento humano. “Muchas familias no eliminan por completo los pequeños depósitos de agua alrededor de sus viviendas. Incluso un recipiente diminuto puede convertirse en un criadero”, comenta.

Este problema se agrava con otro hábito igualmente peligroso: restar importancia a los síntomas. “Tomar a la ligera estas patologías es uno de los errores más persistentes. La población debe entender que estamos en áreas endémicas y que la atención oportuna es clave”.

En medio de este panorama, la academia también aporta innovación. En Unifranz, estudiantes desarrollaron un repelente natural a base de citronela, como parte de su Proyecto Integrador.

El producto —según el informe académico de la institución— utiliza las propiedades repelentes de la citronela, una planta aromática reconocida por su capacidad para ahuyentar insectos, ofreciendo una alternativa accesible, segura y amigable con la piel. Esta iniciativa demuestra que las soluciones locales pueden potenciar la lucha contra los mosquitos, especialmente en comunidades con acceso limitado a productos industriales.

Síntomas que no deben subestimarse

Pese a que cada año el país sufre brotes importantes de enfermedades transmitidas por mosquitos, la población aún no reconoce los signos tempranos de cada una de estas enfermedades. Aunque tienen síntomas similares, también hay síntomas que los hacen diferentes.

El virus del Zika suele provocar síntomas leves que muchas personas ni siquiera notan. Genera fiebre baja, erupciones en la piel, dolor de cabeza, cansancio, molestias musculares y enrojecimiento de los ojos. Aunque rara vez requiere hospitalización, preocupa especialmente en mujeres embarazadas, ya que puede causar malformaciones graves en el feto, como la microcefalia. No existe tratamiento específico ni vacuna.

En cambio el Chikungunya, transmitido por el mismo mosquito, se distingue por un inicio súbito con fiebre alta y un dolor articular intenso, especialmente en manos, pies, rodillas y muñecas. Este malestar puede dificultar incluso las actividades más simples del día a día. A diferencia del Zika, el dolor articular del Chikungunya puede prolongarse durante meses o años, afectando significativamente la calidad de vida de los pacientes.

Aunque ambas enfermedades comparten fiebre, erupciones cutáneas y malestar general, sus diferencias permiten sospechar de cuál se trata. El Zika es más leve y representa un riesgo importante durante el embarazo, mientras que el Chikungunya no afecta al feto pero causa dolor persistente. La conjuntivitis es más típica del Zika, y el dolor incapacitante, del Chikungunya. Solo un diagnóstico médico puede confirmarlo con certeza.

El dengue, el más conocido 

En el caso del dengue, este puede matar entre 48 a 72 horas, por eso es tan importante  acudir a consulta médica tras los primeros síntomas. No se automedique, ya que algunos fármacos pueden complicar el cuadro.

A partir de la picadura del mosquito infectado, el virus invade los tejidos linfáticos y se reproduce. Las células invadidas explotan y el virus sale al organismo en la sangre, lo que llamamos el período de viremia. 

Hay fiebre, dolor de cabeza, de la musculatura, las articulaciones y detrás de los ojos; por eso también le llaman fiebre quebrantahuesos. En algunos casos puede haber un salpullido o exantema. Este período febril puede durar de dos a siete días, puede que la fiebre baje y el paciente se recupere tranquilo. Pero también pueden empezar los síntomas de alerta.

Los vasos sanguíneos, capilares, de todo el organismo empiezan a perder el plasma de la sangre, dentro del mismo cuerpo. Eso hace que empiece el dolor al interior del abdomen, haya náuseas y vómitos. La presión baja porque hay una disminución del volumen de la sangre. En 48 horas el paciente puede descompensarse, presentar o no hemorragias y morir. Lamentablemente, muchas personas no buscan ayuda hasta ver estos síntomas.

Una temporada que exige acción

El mosquito se adapta rápidamente, pero nosotros no tanto. Por eso, los especialistas insisten en la importancia de actuar antes de que los casos se multipliquen. La prevención comienza en el hogar y se refuerza con información adecuada, atención temprana y alternativas innovadoras desarrolladas en el país.

La pregunta que queda es simple pero urgente: ¿Estamos preparados para esta temporada de lluvias o volveremos a improvisar cuando el mosquito ya haya ganado terreno? La respuesta depende de lo que hagamos ahora que las lluvias aumentan de intensidad.

Deixe um comentário

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *